Facilitado por: Eduardo Waslli
Slow Down es aprender a avanzar despacio para llegar antes.
Slow Down es aprender a avanzar despacio para llegar antes.
Hay que cambiar el paradigma “Time is money” y “Más es mejor”, por el de hacer las cosas despacio y bien.
Estrés, cerebro quemado, fatiga crónica y depresión resultan de la sobre estimulación y sobre agenda.
Los cultores del Slow Down o marcha lenta no es que se detengan, sino que hacen las cosas al ritmo correcto, a veces rápido, otras lentamente.
Trabajar para vivir es el lema. Reinvindicar las culturas locales, la biodiversidad y el buen uso de la tecnología. “La felicidad no es la estación a que se arriba sino la manera de viajar”. Hace poco escribía un argentino que vive en Suecia:
Una regla no escrita es que cualquier proyecto aquí demora dos años, aunque sea brillante. La urgencia no surte efecto, los suecos debaten, se reúnen y trabajan, con un esquema Slow Down". Esto da resultados, conjugan la madurez con la tecnología .
Volvo la empresa en que trabajo fabrica los motores para los cohetes de la NASA. No conozco un pueblo, que posea más cultura colectiva. Cuando llegué a Suecia, un colega me llevaba a la Volvo y estacionaba el auto muy lejos de la entrada. Una mañana le pregunté por qué dejaba el coche tan lejos y me respondió: Como llegamos temprano tenemos tiempo para caminar, y quien llega tarde es mejor que encuentre lugar cercano. Fue suficiente para que yo revisara todos mis conceptos.
Vísteme despacio que estoy apurado. Esta frase de Napoleón se aplica a la comida. Una forma de Slow Down es el Slow Food que sugiere saborear el alimento y disfrutar al prepararlo.
Cuestiona la prisa y la locura por la cantidad versus la calidad presente en el fast food. Según Business Week, los franceses trabajan menos horas pero son más productivos. Esto no implica producir menos sino mejor, atender a los detalles y retomar los valores esenciales de familia, amistad, tiempo libre, elegir el presente concreto al global abstracto y anónimo, la simpleza de vivir y convivir en un ambiente más alegre y de realizar mejor lo que se sabe hacer.
Vivimos corriendo para terminar en el mismo lugar, en el trayecto morimos por infarto o accidentes. Así nos olvidamos de vivir en el único tiempo real que es el presente.
El tiempo es el recurso más democrático. La diferencia está en cómo lo empleamos.
La manera veloz. Todo nos invita a vivir acelerados. Las marcas presentan su temporada de invierno cuando todavía estamos en verano. Se tiende a que todo funcione 24 horas , que la ciudad no duerma para fomentar el consumo. Así proliferan la obesidad, el estrés, la felicidad aplazada por la angustia de posponer el placer a un futuro que nunca se alcanza.
Slow Down o desaceleración es luchar contra la tiranía del reloj. Es vivir con modestia y pensar con grandeza consumiendo menos, tomando conciencia que los horarios extremos amenazan la salud, la familia y las relaciones. De este modo se consigue más eficacia, compromiso, y terminar la jornada con una mejor disposición para disfrutar de la vida.
El Movimiento Slow Down se pregunta: ¿Es necesario vivir acelerado? ¿Se disfruta? ¿Por qué nos seduce esa cultura? ¿ Ganar dinero para asegurar el futuro requiere no gozar de lo cotidiano? ¿Por qué no caminamos al trabajo si está cerca? ¿Por qué no levantarnos antes y tomar un buen desayuno? ¿Por qué no dejar que la vida nos marque el ritmo? ¿ Puede sostenerse la alimentación con corporaciones que ofrecen dos o tres productos?
Elogio de la lentitud. “Chi va piano va sano e va lontano. Chi va forte va a la morte”, quien va despacio, va lejos; quien corre se dirige hacia la muerte. Las personas que no varían lo que comen no tienen amplitud de criterio, no pueden percibir ni tener buena memoria de olores y sabores. Su capacidad cognoscitiva disminuye, la comida es así sólo un combustible para el cuerpo. Slow Down propone algo distinto. Cada año 30 mil japoneses se suicidan porque no soportan esta vida. La tecnología crea sistemas tan veloces que no puedan usarse, software tan rápido que no lo acepte la PC. ¿Para qué tanto apuro?
La tendencia es a trabajar por objetivos y no por horarios. Los humanos viven 700.800 horas y 70.000 las ocupan trabajando.
Adoptando los principios de la vida Slow Down, atendamos a las 630.800 horas no laborales para ganar en felicidad y tranquilidad mental.
Educar la mente. Vivir a mil desconecta los sentidos de la conciencia, la tensión mata, la creatividad muere. La educación para la vida fast hace correr a velocidades imposibles, no enseña los métodos facilitadores de la acción.
Quienes aprenden metodología intelectual son más fuertes y construyen desde una capacidad plena. Se debe educar el sentido común: valorizar la lectura, caminar más, cocinar una receta de principio a fin, relatar cuentos a los hijos, practicar deportes, pasar más tiempo con amigos, aprender a crear buenas ideas.
Slow down es una propuesta para que la vida no nos pase sin que la podamos vivir.