jueves, 1 de septiembre de 2016

La autoestima alta y la autoestima baja es una esclavitud

             


Albert Ellis
La baja autoestima y la alta autoestima son las dos caras de una misma moneda: la de confundir la conducta con la valía del ser humano. 

La persona con alta autoestima no es muy diferente que la persona con baja autoestima, lo que los diferencia es que uno utiliza autovaloraciones positivas y el otro negativas en función de sus conductas. Así cuando una persona se evalúa a sí misma como buena o mala en función de lo que hace está cometiendo el error de la generalización. “Soy el mejor” o “Soy un desastre”. Alfred Korzybsky, desde la Semántica General, ya advertía de este error diciendo que el verbo SER es una generalización y por tanto un error de precisión del lenguaje, ya que cuando decimos que somos una cosa, obviamos que nos somos de una cosa sino de múltiples, que podemos cambiar y por tanto el verbo ser nos define estáticamente, y que no podemos definirnos por una conducta o aspecto concreto, dado la multiplicidad de conductas y aspectos que adoptamos.

No podemos valorar una persona en función de la conducta ya que categorizar como buena o mala significa que siempre actúa bien o mal y eso no es cierto, y aunque actuara bien hasta el momento no podríamos predecir si la próxima vez lo haría bien o no. No somos buenas o malas personas sino personas que hacen cosas buenas y malas, pero no podemos juzgar la esencia de la persona. Somos seres humanos, y como falibles que somos, hay veces que actuamos mejor que otras pero eso no significa que seamos peores o mejores personas. Albert Ellis dice “Ser buen terapeuta no me hace mejor persona”. La valía del ser humano no puede ser descrita a partir de un conducta. Hacemos múltiples conductas, como trabajador, padre, hijo, amante, y no podemos juzgarnos en función de una conducta ni que sea muy importante para nosotros.

Tanto la alta autoestima como la baja autoestima es causa de mucha perturbación emocional: ansiedad, depresión, rabia. Confundir la conducta con la valía del ser humano es fuente de muchas falsas necesidades y exigencias del tipo 
“Tengo que conseguir una erección, o de lo contrario seré un fracasado”;
 “Necesito tener pareja, y si no la tengo querrá decir que soy despreciable”; 
“Ella tendría que ser más sexual y darme lo que quiero, sino es despreciable”.

En lugar de autoestima la REBT trabaja la aceptación incondicional ilimitada de uno mismo, de los otros y de la vida. Tal como dice Jesús “Juzgamos el pecado pero no el pecador”. Aceptarse incondicionalmente uno mismo y los otros con aquellas conductas o aspectos de nosotros mismos y de los otros que no nos gustan y nos desagradan. Aceptamos incondicionalmente la vida tal y como realmente es en lugar de exigir que sea diferente a como es. Aceptación no eresignación, abandono, sino intentar cambiar a aquello que se puede cambiar y aceptar aquello que no se puede cambiar, y no juzgarse a sí mismo ni a los demás en función de la conducta, ni de las circunstancias. 

El lenguaje de la aceptación es diferente y la emoción consecuente también. Nos decimos 
-“es preferible que tenga una erección, pero si no la tengo eso será una frustración y me sentiré incómodo y molesto por ello. Quizás no sea el mejor amante del mundo pero ello no me hace peor persona. Puedo aprender de mi error o mejorar mi habilidad, y pueda que tenga relaciones sexuales más satisfactorias en el futuro”; 
-“Sería preferible que a ella le gustara más el sexo y poder disfrutar más con ella, pero no es absolutamente necesario, ni tiene por que hacer lo que yo quiera o desee, y puedo seguir gozando de la sexualidad con ella aunque no en la frecuencia que desearía. No por ello le hace una persona despreciable, sino una persona con una conducta menos sexual”. 
La persona con estos diálogos internos, cambiando las exigencias por sanas preferencias y no juzgándose ni a sí mismo ni a los demás, se sentirá sanamente frustrado y molesto por ello, pero no deprimido. El ser humano no puede controlar los acontecimientos pero sí la manera de vivirlos. Uno se crea su propio destino emocional.

En un artículo en el New Yorker, dijeron que Albert Ellis en su 90 cumpleaños cuando recibió una felicitación del actual presidente norteamericano George Bush, la tiró despreciativamente detrás de su silla. Pero él ratificó que la dejó caer junto a las otras felicitaciones y que “si bien no acepto muchas de las ideas de Bush, Hitler y Stalin, sí les acepto incondicionalmente como personas”. Lo mismo dijo cuando le preguntaron acerca de los atentados de Nueva York en septiembre del 2001, la REBT induce a la gente a aceptar incondicionalmente a los otros como personas, sin tener en cuenta cómo de mal actúen. El amor engendra amor, el odio engendra odio. Cuando exigimos a los otros a tienen que actuar de modo diferente y los condenamos como malas personas por ello, estamos utilizando el mismo lenguaje que ellos, el de las exigencias y el del odio. Puedes inducirles, sugestionarles a cambiar sus pensamientos inmorales y destructivos, sus sentimientos y acciones, aceptando incondicionalmente a todos los pecadores, pero no sus pecados. Así es como la REBT trabaja para la paz, así es como la REBT puede ayudar a solucionar y afrontar los problemas del mundo.





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